La primera referencia histórica que tenemos es en las " tablas de Lagas " de los Sumerios que datan del año 2500 a.c.
En los " papiros de Ebers " del 1500 a.c. se especifica como los Egipcios, para elaborar jabón, usaban grasas animales o aceites vegetales y cenizas de una sustancia existente en el Nilo de composición parecida al carbonato sódico. Lo usaron tanto para lavar sus ropas como para tratar enfermedades cutáneas.
En el año 600 a,c. los Fenicios lo obtuvieron al mezclar grasas animales y cenizas de madera y según Plínio " el viejo " se lo introdujeron a romanos y griegos como laxante.
Una leyenda romana cuenta que el jabón en Inglés " soap " proviene del monte sapo en donde se sacrificaban animales y la mezcla de grasa animal y ceniza de madera bajaban, arrastrados por la lluvia por el río Tiber. Allí acudían las mujeres a lavar las ropas al darse cuenta de que se hacía con mayor facilidad.
En el siglo II d.c. fue Galeno quien aseguró que el jabón no sólo servía para lavar la ropa, también para curar y lavar el cuerpo.
En el siglo VII d. c. los árabes introducen el jabón en España y desde nuestro país se va extendiendo a todos los países mediterráneos, sin embargo, en el resto de Europa es más lento.
La fabricación de jabón se va haciendo un negocio floreciente que gira entorno a la Venecia del siglo XI, se tasa con un impuesto que llega a ser tan elevado que la población comienza a elaborar su propio jabón amparándose en la noche.
En el siglo XIX un artículo que hasta ese momento había sido de lujo, pasa a ser de uso cotidiano.
En 1916 apare en Alemania el primer detergente como resultado de todos los avances en campos como la química, al escasear las grasas animales, el avance de las grandes guerras, el invento de la lavadora, la obtención de sosa caustica a través de la sal. Y así, finalmente, la ciencia continua avanzando y llegamos a nuestros días.
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